Historia

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En su término municipal se han encontrado importantes restos, localizados sobre todo en dos puntos: uno en el lugar denominado La huerta de la Fuente del Esparto y el otro de mayor importancia en el lugar llamado Cortijo de Repla. En este último se han encontrado, justo al lado de una gruta de la que brota un manantial de agua, restos de una fortificación romana, y en todos sus alrededores han aparecido numerosos trozos de vasijas y varias monedas de plata llamadas denarios, moneda con la que eran pagados los legionarios romanos. Según la opinión de bastantes arqueólogos, los restos de esta ruinas podrían pertenecer a Ilipa o Ilipula Minor, que según los itinerarios de Antonino se encontraba ubicada aproximadamente por esta zona.

Durante la dominación árabe, la zona quedó totalmente despoblada en gran parte debido a que por este lugar estaba la frontera entre los dominios árabes y cristianos, por lo que la zona era considerada de riesgo y de muchos conflictos, siendo este el motivo por el cual no se han encontrado apenas restos arqueológicos de esta época, solo unos pocos en la anteriormente citada Fuente del Esparto y otros en el lugar llamado Las Alcaidías, donde se cuenta que un campesino encontró un tesorillo de monedas de plata, las cuales por ignorancia de su valor cambió en Osuna por una pulsera.

Tras la reconquista y expulsión de los musulmanes, la zona donde hoy en día se encuentra ubicado el pueblo de Los Corrales y su término municipal estuvieron sujeto a continuos controles por parte del Cabildo de Osuna, no permitiendo el pastoreo ni el asentamiento en la zona.

A medida que aumentaba la población se hizo necesario el reparto de nuevas tierras. Sobre 1540 se repartieron tierras del vecino pueblo de Martín de la Jara y puede que parte de monte del actual término de Los Corrales.

Aunque la hipótesis más usada sobre el origen de Los Corrales es que en la zona se establecieran ganaderos de los Duques de Osuna, que en el lugar se encontraban los corrales de los ganados del Duque o incluso que por aquí se celebraban ferias de ganado, ninguna de estas teorías parecen muy probables, pues en esas fechas la mayor parte de los terrenos de esta zona eran baldíos, o sea, tierras que pertenecían a la Corona y no a los Duques.

Sería sobre 1570 cuando se permitió el asentamiento de los primeros pobladores. Este se realizó sobre el margen derecho del arroyo de la Fuente Mala, ya que era el terreno más apropiado de las 278 fanegas de tierra que se repartieron en la zona. La mayor parte de las tierras se encontraban en la margen izquierda de dicho arroyo, siendo la mayoría de estos terrenos no muy apropiados para la agricultura, por lo que fueron usados para el pastoreo.

Las primeras casas se construyeron mirando hacia el arroyo y en su parte delantera se edificaron corrales para el ganado por lo que casi con toda seguridad lo primero que veían las personas que llegaban al lugar eran estos corrales y de ahí que se le denominase en un principio con el nombre de La Puebla de Los Corrales y posteriormente quedase su actual nombre.

En un principio fueron sobre unas diez familias las que se establecieron y debido a la pobreza de las tierras repartidas, el crecimiento del asentamiento durante los próximos años sería bastante lento.

La segunda mitad del siglo XIX y primera del XX, supuso para buena parte de los vecinos largos años de enormes sacrificios y migraciones hacia el exterior, migraciones que fueron convirtiéndose en temporeras a partir de la década de los setenta. Tanto ese fenómeno de ida y vuelta, como el aumento de conciencia reivindicativa, y mayores recursos municipales en periodo democrático, han hecho posible que Los Corrales haya incrementado su nivel de vida y su infraestructura de manera muy considerable en los últimos 30 años.